Cuándo recomendar una reestructuración patrimonial a un cliente de grandes patrimonios

Ante diversos cambios en el contexto o situación personal es fundamental aplicar esta herramienta financiera. Un punteo sobre las cuestiones a tener en cuenta. 

La gestión de grandes patrimonios tiene distintos desafíos que, generalmente, requieren soluciones personalizadas para conservar, crecer y transferir riqueza, minimizando posibles pérdidas.

No obstante, en un actual escenario en el que se registran cambios económicos, regulatorios y de mercado, son cada vez más rápidos y complejos, es necesario identificar el momento en el que se debe realizar una reestructuración patrimonial, para adaptarse ante las necesidades de clientes de grandes patrimonios. 

Qué es y cómo se realiza una reestructuración patrimonial

La reestructuración patrimonial se trata de un conjunto de estrategias establecidas  para reorganizar los activos y pasivos patrimoniales, buscando maximizar la eficiencia fiscal, diversificar las inversiones, mejorar la protección de activos y optimizar el legado familiar. Suele implicar la creación o modificación de estructuras jurídicas y financieras como fideicomisos, sociedades y fondos de inversión.

En el caso de clientes de alto valor, una reestructuración puede significar una reorganización completa del enfoque de inversión y de planificación de su sucesión. Por ello es importante identificar en qué momento se debe realizar. 

Existen distintas circunstancias que pueden ocurrir para plantear un cambio en la estrategia de inversión. Un cambio en las circunstancias personales y familiares pueden producir cambios en el patrimonio – como un fallecimiento o un divorcio-, en este momento es importante revisar la estructuración de los activos, y adaptarse a las nuevas prioridades como para proteger el patrimonio de futuros cambios en la estructura familiar.

Tanto una planificación de la sucesión como rediseñar fideicomisos o sociedades son algunas de las herramientas en este caso. 

En esta línea, los cambios en el entorno fiscal y regulatorio  pueden impactar en el valor de los activos y los ingresos de los clientes de alto valor. Por ejemplo, en impuestos a la herencia, ganancias de capital, ingresos o bienes raíces pueden hacer que una estructura patrimonial deje de ser eficiente. En este escenario, es importante que el asesor esté actualizado respecto a las medidas para realizar una nueva planificación, para minimizar los impactos fiscales.

También, la necesidad de una restructuración puede surgir al momento de pensar en el legado de los activos, conservando su valor.  En este caso, la filantropía es una parte importante del plan patrimonial de muchos clientes de alto valor. Desde la creación de una fundación o la estructuración de donaciones,  puede ser una motivación central para un proceso de reestructuración.

Por último, el momento en el que se comienza a registrar el crecimiento del patrimonio, ya que aumenta complejidad de su estructura financiera. Para ello, puede ser necesario implementar estructuras adicionales, para mayor control y transparencia. En este sentido,, la reestructuración patrimonial es una herramienta fundamental para evitar la dispersión de activos y optimizar la administración de la riqueza.Por estos motivos, una reestructuración patrimonial no es una decisión que deba tomarse a la ligera. Los asesores deben considerar una combinación de factores personales, fiscales, regulatorios y de inversión, para realizarla en el momento adecuado, sin dejar de lado el perfil del cliente y los posibles cambios en su contexto y vida personal.